El momento histórico que está viviendo la economía social es el resultado de más de una década de defensa y trabajo de las mujeres y los hombres de la economía social para obtener un reconocimiento a escala europea e internacional que debería haberse producido hace tiempo. Este reconocimiento es muy concreto en muchos países, pero también desigual; las políticas locales, regionales y nacionales aún no se han dotado de todos los mecanismos necesarios para poner en marcha el ecosistema de la economía social. Estas dinámicas, con sus diferentes dimensiones humana, legislativa, financiera y económica, permiten que avance el debate sobre la economía social, pero exigen cada vez más medios por nuestra parte para mantener un alto nivel de empuje tanto a nivel político como técnico.
La economía social tiene su lugar en todas las transiciones sociales, pero también es un motor histórico y actual de estas transformaciones. En un mundo que busca hoy más que nunca nuevos puntos de referencia, más centrado en las personas, más sensible a las cuestiones medioambientales, que condicionan tanto el futuro del planeta como el de la especie humana, nuestra responsabilidad está comprometida.
Hoy, como ayer, hemos demostrado nuestra relevancia, nuestras soluciones y nuestras innovaciones. Hemos resistido a crisis de todo tipo. Sabemos que nuestro modo de organización y gobernanza no sólo es eficaz, sino también beneficioso para el ciudadano, la economía y la sociedad. Aunque todavía tengamos que progresar en la comunicación.
La agenda europea e internacional es una oportunidad histórica para que se reconozcan los puntos fuertes de nuestro modelo y, tras más de dos siglos de existencia, ya no podemos ser considerados como un epifenómeno o un accidente en la historia del capitalismo. ¡Somos portadores de un proyecto social y económico universal!
Las organizaciones internacionales o europeas de la economía social, por muy eficaces que sean, no pueden responder individualmente a la creciente demanda de conocimientos, formación, experiencia y apoyo al desarrollo de las empresas de economía social que se ha creado en particular bajo el impulso de la OIT, la OCDE y pronto las Naciones Unidas.
Debemos recoger los frutos de nuestras inversiones, no podemos dejar que las consultorías vengan a ocupar un espacio que nos pertenece, y para ello nuestras organizaciones tendrán que trabajar juntas más que nunca, o incluso unirse para formar entidades capaces de responder al crecimiento de las empresas de la economía social.
El camino ya está allanado para los próximos 18 meses: la reunión mundial del GSEF en mayo en Dakar, las recomendaciones del Consejo previstas para la primavera, la conferencia de la presidencia española en San Sebastián los días 13 y 14 de noviembre, la conferencia de la presidencia belga en Lieja los días 15 y 16 de febrero de 2024 y, no menos importante, espero, la Resolución de Naciones Unidas, para la que debemos estar muy atentos al contenido que propondrán los gobiernos. Debemos formar parte de esta última construcción internacional a favor de la economía social.
Y más que nunca, para marcar la diferencia de nuestro modelo debemos invertir más en los medios de comunicación, enseñar más en las universidades, recibir más apoyo de los poderes públicos, apoyarnos más en la cultura e influir más en el mundo político… Debemos dar esperanza a las generaciones presentes y futuras.
El artículo se publicó en el siguiente enlace https://www.socialeconomynews.eu/es/el-momento-historico-de-la-economia-social/