En Andalucía había activas a finales de septiembre 6.252 cooperativas. Detrás de estas empresas hay más de 350.000 socios cooperativistas y 80.000 empleados. Y más allá de esas cifras, para los ocho millones y medio de andaluces -y para millones de personas en todo el mundo- son mucho más que empresas que facturan 16.000 millones de euros y aportan a la comunidad el 10% de su riqueza medida en PIB. Las cooperativas andaluzas son parte de sus vidas.
¿Somos lo que comemos? Pues dos tercios de la producción agraria andaluza (la más importante de España) pasa en algún momento de su cadena de valor por una empresa cooperativa agroalimentaria, con más de 11.000 millones de euros de facturación conjunta en 2023. Son productos básicos de la dieta mediterránea, como el aceite de oliva. Las cooperativas andaluzas son la huerta de Europa, con frutas y verduras. Productos saludables, de primera calidad, que ocupan posiciones de liderazgo en los mercados internacionales más competitivos, y que se producen con la garantía de sostenibilidad y de seguridad alimentaria que dan las normas de la UE.
Pero es que además de la producción agroalimentaria, las cooperativas están presentes en prácticamente todos los aspectos de la vida cotidiana andaluces.
Estos días se ha conocido que la gestora de cooperativas Bucéfalo Gestión ha ganado una licitación del Ayuntamiento de Málaga para construir más de 1.000 VPO en la capital de la Costa del Sol, en un concurso al que se han presentado algunas de las grandes compañías del sector. Un espaldarazo para el modelo de vivienda cooperativa.
En el terreno de la vivienda hay experiencias cooperativas como el cohousing, con el que miles de personas están garantizándose soluciones de vivienda y servicios para la jubilación.
El 70% de un asunto tan sensible como es la distribución farmacéutica de España es cooperativa.
En la comunidad hay 147 colegios que son de iniciativa cooperativa, con más de 40.000 alumnos y 1.800 profesores.
Y es que hay cooperativas en prácticamente todos los sectores de actividad económica y en todos los servicios que en su vida cotidiana demandan los ciudadanos andaluces: taxis, ambulancias, residencias de ancianos, despachos de abogados, estudios de ingenieros y arquitectos, medios y agencias de comunicación, empresas manufactureras, servicios educativos y de ocio en la naturaleza, de creación y gestión de espacios culturales, librerías …
La fórmula cooperativa está siendo además el modelo de empresa elegido por muchos jóvenes emprendedores en sectores innovadores, como la biotecnología o la informática.
Lejos de los tópicos, las cooperativas andaluzas son punta de lanza en innovación y uno de los pilares de la exportación de la comunidad.
Y hacen esta contribución además aportando un plus: son empresas que no se deslocalizan, que dejan valor añadido en el territorio, que apuestan por la igualdad y que tienen la gestión democrática de sus órganos y la sostenibilidad económica, social y ambiental en su ADN.
Son además un factor clave para fijar población en zonas rurales, para retener e incluso captar talento y para la vertebración de Andalucía.
Tanto el Parlamento de Andalucía, como el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía y la Federación Andaluza de Municipios y Provincias han reconocido la aportación del cooperativismo al desarrollo de la comunidad con declaraciones institucionales o manifiestos.
Por todos estos motivos, el cooperativismo andaluz representado por AndalucíaEScoop y las organizaciones que la integran (Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía, Faecta, Amecoop-Andalucía y Amcae-Andalucía) podemos decir con orgullo que las cooperativas andaluzas forman parte de tu vida